Conociendo nuestro patrimonio Baluarte de la Concepción

Construido en el siglo XVI en el primero de los cuatro recintos en los que está dividida la Vieja Melilla es a día de hoy sede del Museo Militar de la Ciudad.

Entre sus vetustos muros también estuvo el Museo Municipal de Melilla tras la remodelación efectuada en la década de los 50 por el ingeniero Santiago Noreña de la Cámara. Posteriormente todo el material pasó a exponerse en la denominada “Casa del Reloj” y de ahí a los Almacenes de las Peñuelas.

Para conocer la historia de esta construcción nada mejor que lo publicado en el PERI (Plan especial de los Cuatro Recintos Fortificados) realizado por Salvador Moreno Peralta, Antonio Bravo Nieto y Jesús Miguel Sáez Cazorla:

“ Era la zona más elevada del Primer Recinto y lugar geográficamente privilegiado que fue centro de atención y objeto de varias construcciones a principios del siglo XVI; en un Plan de Obras de 1515 se trazaron en el varias cortinas de murallas.

En 1527, el Ingeniero Gabriel Tadino de Martinengo, mandó construir el Torreón del Homenaje en este mismo lugar, pero en 1539 estaba más bajo de como Tadino lo había trazado.

Un nuevo plan de reformas, ahora en 1553 y de la mano del Ingeniero Juan de Zurita, nos informa del proyecto de alargar, ensanchar y alzar el torreón anterior llamando ahora de Sancti Spiritus, con la finalidad de cubrir la altura cercana “del Padrastro”, y para flanquear el Foso de Santiago.

Se planteaba desde esta fecha una función flanqueante y ofensiva, lejana de los planteamientos de un torreón medieval, y es que Sancti Spiritus, no estaba ajeno entonces a las reformas e innovaciones renacentistas en fortificación y poliorcética.

Pero no pensemos que las obras eran definitivas, pues en 1575, Pedro Benegas de Córdoba insistía en el mismo problema. Posteriormente, desde finales del siglo XVI hasta el último decenio del siglo XVI hasta el último decenio del siglo XVII, este lugar permaneció inmutable hasta que en 1669 se empezó a construir la Torre de la Concepción (o Caballero) según proyecto de Felipe Martín de Paredes.

Las obras durarían varios años (en 1691 aún continuaban) y cinco años después, el Caballero de la Concepción y su batería disponían ya de capacidad artillera.

Entre 1711 y 1714 se produjo su ruina a causa de varios temporales y, aunque esta obra fue reparada sucesivamente, en 1751 estaba en mal estado de conservación. Este hecho volvió a repetirse en 1762, fecha en que nuevos temporales arruinaron la Torre o Caballero de la Concepción que disponía por entonces de una campana.

Años después sólo tenía tres cañones en uso, aunque estaba preparada para montar cinco cañones “a barbeta”, o sea, sin cañoneras.

Su mal estado, debido a la endeblez de la obra y materiales, obligó a ejecutar una reedificación definitiva entre 1767 y 1773. En 1767 se realizaron diversas obras en la Concepción y se construyó un Polvorín en su Cortina, aunque no a prueba de bomba.

En 1773 se reconstruyó toda la zona: se transformaron las baterías, fabricando una porción de muralla contigua el torreón hasta unirse con el Polvorín. El Caballero perdía con estas obras su forma original definitivamente.

Esta es la estructura, a grandes rasgos, que ha permanecido hasta hoy, pero con diversas obras de consolidación, pues el sitio de 1775 dejó maltrechos sus elementos, siendo en 1790 cuando Segismundo Font informaba que la Batería de la Concepción Alta estaba inútil por haberse arruinado la muralla que sostenía su terraplén. Este ingeniero ordenaba reedificarla de piedra y barro, ya que al estar alejada del peligro artillero enemigo no resultaba imprescindible hacerla de cantería. Era una batería a barbeta de 4 cañones y explanadas para 3 morteros.

En 1872 se puso a prueba de bomba el almacén de Pólvora, pero su ubicación permanecerá poco tiempo en ese lugar, ya que fue traslado en 1912.

A finales del XIX se construyó en la base de la Batería una vivienda que en 1903 se llamaba “del Torrero”, es decir, del farero y que persiste hoy día.

Durante este siglo, todo el conjunto sufrió una evidente degradación, hasta que se produjo (1953-1954) su restauración a cuenta de la Comandancia de Obras y bajo la dirección del Ingeniero Santiago Noreña de la Cámara. El Ayuntamiento también acondicionó al almacén de Pólvora para alojar el antiguo Museo Municipal, según proyecto del Arquitecto Guillermo García Pascual.

Posteriormente el Museo Municipal fue trasladado de lugar, quedando el almacén de pólvora sin uso. Toda la zona ha recibido varias actuaciones por parte de la Escuela Taller de Melilla.

En el vértice de una plataforma triangular o Lengua de Sierpe, se encuentra la Torre circular de San Sebastián, que es tangencial a la cara norte del triángulo, su diámetro es de unos 5 m. y su altura de igual medida; sobre ésta se levanta un garitón y una terraza triangular comprendida entre una porción de sus caras y el polvorín; con una altura de 2,30 m. la cara norte arranca a 15 m. de la costa y a 23 m. en la torre, su longitud es de 27 m comprendiendo el polvorín y la terraza; su cara sur en dientes de sierra tiene una longitud de unos 45 m, sobre talud vertical arrancando encima de roca caliza a 29 m de cota y una altura aproximada en sus paños de 6 m.

El torreón de San Sebastián y su cortina fueron trazados como consecuencia de la aplicación del Plan de Obras del Primer Recinto de 1515, siendo rectificada su traza en 1527 por Gabriel Tadino de Martinengo, que lo levantó 24 varas de alto.

En 1553, Juan Zurita propuso volver a alzar el muro pues sólo estaba hecho un poco de él, y asimismo ensanchar el Torreón de San Sebastián, pues era el más “flaco” de toda la Plaza.

Su endeblez se volvió a poner de manifiesto en 1604, fecha en la que estaba ruinoso, y en 1699, que fue cuando se vino abajo el lienzo de muralla contiguo.

Las reparaciones siguientes conllevaron casi la desaparición de San Sebastián, estrechándose al máximo su terrapleno, hasta queda convertido en una garita.

La zona anexa, llamada Lengua de Sierpe, se utilizó desde 1721 como osario, siendo una zona absolutamente secundaria a la fortificación, por lo que no aparece citada en los proyectos principales. En este año del 1721 aparecía también un Cuerpo de Guardia adosado a la cortina.”

Haciendo ya más referencia a la edificación como Museo Militar escribe el coronel Benito Gallardo Sierra en su artículo publicado en el número 4 de la Revista AKROS, El Museo Histórico Militar de Melilla:

“ El Museo Histórico Militar se sitúa en el “Baluarte de la Concepción”, en la cota más elevada de Melilla la Vieja o Villa Nueva, en el extremo nororiental del primer recinto defensivo, sobre un espolón rocoso que flanquea la Ensenada de los Galápagos, constituyendo en si mismo una defensa cuyo perímetro se adapta a la escarpada topografía del terreno, englobando una serie de elementos diferenciados bajo el nombre genérico del BALUARTE DE LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN.

Su construcción se inició en el siglo XVI, tomando su configuración actual a finales del siglo XVIII.

Construído como Baluarte defensivo, fue subiendo en altura hasta conseguir la misma cota del cerro del Cubo, con el adarve superior del “Caballero” enfrentado al “Padrastro” (nombre con que se denominaba a dicho cerro) y como respuesta por el fuego al principal ataque en contra de la ciudad.

Se empleó como Almacén de Pólvora, Prisión, Gabinete de Meteorología, Viviendas de gente humilde… hasta su adaptación en 1953 como Museo Municipal, permaneciendo en esta situación hasta su nuevo emplazamiento y traslado a la llamada Casa de la Torre de la Vela, sede el nuevo Museo Arqueológico de la Ciudad.

Cedido en 1997 por la Ciudad Autónoma a la Comandancia General de Melilla, abre sus puertas el día 15 de julio de 1997, con motivo de la muestra “V Centenario de Historia Militar”

… Tiene una superficie construida de 1.100 m2 y está compuesto de los siguientes elementos:

El Baluarte de la Concepción Alta

Construido sobre Concepción baja, en su cara norte se encuentra la Batería de la Concepción Alta, con cañoneras par cuatro cañones y explanadas para tres morteros. Es el punto más alto del Melilla la Vieja, donde ondea la Bandera Nacional.

Dos terrazas unidas por una rampa

Antigua subida para las piezas de Artillería, convertida hoy en escalera.

Un almacén de pólvoras

Con dos plantas, que son las actuales Salas de Exposición Permanente, cuya Planta Baja comunica por unos peldaños con la “lengua de sierpe” terminando ésta en el antiguo y pequeño Torreón de San Sebastián.

El antiguo cuerpo de guardia

Adosado al Portón de entrada y de reducidas dimensiones, se utiliza hoy día como zona de administración del Museo.

La garita del centinela

Situada en la parte izquierda de la puerta. “

[Bibliografía: AAVV Melilla la Vieja. Plan Especial de los Cuatro Recintos Fortificados. Ciudad Autónoma de Melilla.1999.

Benito Gallardo Sierra. El Museo Histórico Militar de Melilla. Revista AKROS nº 4. Consejería de Cultura de Melilla.2005]

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