En el barrio Héroes de España donde ataño estuvo ubicado el Teatro Reina Victoria se halla actualmente este edificio con fachadas a las calles Ejército Español, Cándido Lobera y Avda. Juan Carlos I Rey.
Salvador Gallego Aranda, en su obra Enrique Nieto: un paseo por su arquitectura expone la historia de tan bella edificación muestra de Art. Decó:
“La subasta, celebrada en la Maestranza de Ingenieros el 15 de abril de 1910, dará como adjudicatario de los solares 169 y 184 del Barrio Reina Victoria a D. Alfredo Puig Márquez que ofertará, en cada uno de ellos, la cantidad de 45 pesetas por metro cuadrado.
De 2 de julio de 1910 tenemos la escritura de compra-venta de los citados solares, otorgada por el Estado (Ramo de Guerra), a favor de D. Narciso Rabassa Prat y D. Joaquín Pascual Jové, en la notaría de D. Roberto Cano Flores, donde se especifica la ad-/ vertencia de respetar los de-/ rechos que corresponda a\ Doña Carmen de Solert/ y de Caralt por el cinema-/ tografo de su exclusiva/ propiedad que tiene en la/ actualidad instalado en los/ dos solares (sic).
La propiedad será, finalmente, de D. Ricardo Ramos Cordero (vecino
de Barcelona), al cual se le notificará, con fecha 11 de octubre de 1910, la pertinente autorización para edificar en los mencionados solares, según los planos y presupuestos por él presentados.
El teatro «Reina Victoria», proyecto firmado por el arquitecto catalán D. Jaume Torres Grau, será inaugurado el 10 de junio de 1911 —con la zarzuela
«La Tempestad» por la Compañía de Laureano de la Riba—.
En los años siguientes sufrirá una serie de reformas de la mano del Sr. Nieto (1915), una de las cuales será su adecuación para sala de proyecciones cinematográficas.
La sala de espectáculos, que cambiará su nominación por el de «Teatro España» a principios de la década de los treinta, seguirá funcionando hasta su derribo parcial por el contratista Sr. Martínez Rosas, a finales de 1934.
Sobre sus cimientos, y a petición de su entonces propietario Sr. Rico Albert, se informarán favorablemente, a mediados de enero de 1935 (edificio de la Avda. de la República —hoy Juan Carlos I Rey—, esquina a Joaquín Costa —Cándido Lobera—) y, a principios de mayo de 1935 (casa Joaquín Costa, esquina a Canalejas —actual Ejército Español—), la construcción de una casa
de cinco plantas (230 m2) y piso en la azotea (80 m2), proyectada, según se deriva de su examinado —como en el edificio «A.CO.ME.»—, por el arquitecto D. Enrique Nieto, al tener que ser revisada por el Sr. Hernanz.
El grueso de las obras finalizará en los primeros días del mes de noviembre de 1935, al reconocerse los trabajos realizados, según los planos del proyecto, y dársele de baja, consiguientemente, en el arbitrio de vallas. Lo escuadrado de sus esquinas, y su contraste con la disposición aboquillada del resto de la avenida, será la principal crítica que reciba el técnico una vez concluido el edificio.
Con entradas principales por la calle Cándido Lobera 2 y 4 —antes Joaquín Costa—, su gran envergadura apenas permite apreciar el rompimiento de simetría, delatado por los miradores, en la composición de su fachada. Aún hoy, quedan vestigios del tratamiento original de sus bajos por medio de hendiduras paralelas, que ascienden a partir del quebramiento de su dintel, y cuya disposición se repite en su primer piso, si bien el resto se ha visto reformado por los establecimientos que se han ubicado a lo largo de los años.
Entre ellos: Iberia —Avda. Juan Carlos I Rey, 16 y Cándido Lobera, 2—, hoy «Women’secret» —en su principal, «Grupo Catalana Occidente Seguros», desde mediados del siglo pasado—, entre los portales la heladería «Glacial» —consta ya en 1968—, y «Muebles y decoración Matisse» —Cándido Lobera, 4 y
Ejército Español, 17—, donde hasta fechas recientes se ubicaba «Muebles López» y, anteriormente, el establecimiento de electrónica de D. Guillermo
Artolachipi Ramos.
Desde la década de los sesenta, tendrá su localización en el inmueble número 2, el «Colegio Oficial de Agentes Comerciales». A finales de los sesenta, constatamos la presencia de los contratistas: D. Julio de Castro Nuñez y D. Antonio Martín Carnacén, así como, en la década de los noventa, el estudio del arquitecto melillense D. Antonio Juan Pérez Muiño.
Resaltan del conjunto los grandes cierres, confeccionados gracias
a la desmesura de sus ménsulas, a partir de su tercera planta, que se elevan y rematan sobrepasando la línea de cornisa. El juego volumétrico propiciado por las mirandas, los balcones en esquina —de su último cuerpo—, y el vuelo condicionado de sus antepechos, hace de este inmueble uno de los más interesantes en los diseños concebidos por el barcelonés.
La disposición de sus vanos quebrados, escalonados y angulados, el remate convexo moldurado de sus sobre ventanas —en el último hueco de sus cierros— contraponiéndose a lo cóncavo de sus placados, las flechas vegetales embutidas en el cuerpo final de las pilastras angulares, las franjas horizontales de su tercer piso y el coronamiento tubular, se nos presenta como un variado repertorio ornamental donde predominan las figuraciones geométricas.
Toda una lección de recursos ornamentales que gravitan desde el secesionismo más depurado, pasando por el Art déco —véase carpintería, cerámica y yesería del portal—, desembocando en las inquietudes del anuncio de un proto-racionalismo, en un inmueble, del cual será, finalmente, copropietario, como queda reflejado en su expediente de la Comisión Depuradora de Funcionarios (1938), donde, nos relata, a su vez, que la composición de su familia consta de: Esposa, siete hijos y suegra.”
Sobre este edificio escribe también el cronista oficial de la ciudad, Antonio Bravo Nieto en una de sus obras dedicada al Modernismo y Art. Decó:
“Obra de gran envergadura y monumentalidad es un edificio de viviendas de su propiedad que levanta en el solar donde previamente se había derribado el antiguo Teatro Reina Victoria del arquitecto Jaume Torres (Cándido Lobera nº 2-4).
Se trata de un bloque en cuyas fachadas desarrolla un esquema verticalista, dentro de una composición marcada por la contención decorativa (grafismo floral), los potentes remates de fachada y el uso correcto de las formas geométricas.
Destaca sobre todo como articular los miradores con los balcones, con diferentes tonos cromáticos y algunos elementos artesanales de su interior, como la carpintería.”
En otro de los libros dedicados a la arquitectura melillense del que nuestro cronista es director de la edición: Arquitecturas y ciudades hispánicas de los siglos XIX y XX en torno al Mediterráneo occidental, este mismo autor escribe sobre el citado edificio:
“La verticalidad en la disposición, lo rotundo de volúmenes cúbicos o curvos, los paramentos elegantemente decorados con placas decó, son los rasgos definidores de edificios como el situado en la calle Cándido Lobera nº 2-4 (1935), donde la preocupación y el acierto de Nieto por articular volúmenes de una manera elegante y monumental resulta evidente.”
[Bibliografía: Salvador Gallego Aranda.Enrique Nieto. Un paseo por su arquitectura.Fundación Melilla Ciudad Monumental.2010.
Antonio Bravo Nieto. Modernismo y Art. Decó en la arquitectura de Melilla.Edicions Bellaterra-UNED Melilla.2008.
AA.VV. Antonio Bravo Nieto (Ed.) Arquitecturas y ciudades hispánicas de los siglos XIX y XX en torno al Mediterráneo occidental.UNED Melilla. 2005]