A este santo se le representa habitualmente vestido de peregrino con bordón, sombrero y capa, con una llaga en un pierna, siendo la más habitual la izquierda y acompañado de un perro, que suele llevar un pan en la boca.
Melilla cuenta con una imagen de San Roque que a día de hoy, recibe culto en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús.
Sergio Ramírez González, doctor en Historia del Arte, hace mención a esta talla en su obra El triunfo de la Melilla barroca:
“A la iconografía de cariz franciscano se relacionan las esculturas de terracota policromada que cubren las hornacinas laterales del retablo de la Venerable Orden Tercera, en la nave del Evangelio de la Purísima concepción.
Fechadas en 1773, según la inscripción existente en el interior de una de las peanas, dichas obras forman parte del programa iconográfico y decorativo original del retablo dentro de un discurso donde se intentó exaltar a la Orden Tercera franciscana seglar a través de algunos de sus miembros más significativos, aquellos que, por sus acciones misericordiosas, consiguieron ser elevados a los altares.
Se trata de San Roque de Montpellier y santa Margarita de Cotona; el primero, con una mayor preponderancia en el santoral católico, dedicó sus días a peregrinar por el mundo aspirando a dar buen ejemplo con sus acciones, especialmente dirigida a la curación de enfermos.
Ambas esculturas comparten un reducido tamaño y unas características morfológicas que se alejan de una autoria de primer nivel artístico, habida cuenta de la indefinición patente en los rasgos fisonómicos y la ingenuidad demostrada a la hora de resolver la compostura general del bloque.
… En la escultura de San Roque de Montpellier, con una constitución más atractiva y unos complementos iconográficos de enorme sugerencia.
El marcado hieratismo del rostro no impide, sin embargo, apreciar pormenores de su indumentaria de peregrino, es decir, el bordón con la calabaza, las botas altas, la esclavina y la túnica de la Orden Tercera provista del oportuno cordón.
Justamente la elevación de la túnica con la mano derecha, para dejar al descubierto la pierna, constituirá la clave esencial de cara a romper con la rigidez y limitaciones anunciadas.
Esta acción que soluciona la observación de la herida sangrante sobre el muslo posibilita, al mismo tiempo, el adelantamiento de la pierna izquierda, generanco un espacio lateral aprovechado para encajar la figura del perro, en posición sedente y manteniendo una hogaza de pan en la boca.
Elementos y señales que codifican el episodio del que fue protagonista San Roque a su paso por Piacenza, cuando contrajo la peste consecuencia de la herida causada por una flecha.
Retirado en el bosque para evitar la propagación de la enfermedad, recibió la milagrosa asistencia de un ángel que curó la llaga y de un perro que lo reconfortó diariamente con un trozo de pan. “
Hagiografía de San Roque
Según lo expuesto en Wikipedia, San Roque nació y murió en la ciudad francesa de Montpellier. Fue un peregrino occitano, canonizado en 1584. Venerado como santo por la iglesia católica, que celebra su festividad el 16 de agosto. Es uno de los tres patrones del peregrino.
[La triada la forman también San Cristóbal y San Rafael]
El nombre de Roque significa “fuerte como roca”. En una biografía escrita en 1478 se dice que era hijo del gobernador de Montpellier, Jean Roch de la Croix. Quedó huérfano a los veinte años, entonces dedició vender todas sus posesiones, repartir el dinero entre los probres y hacer una peregrinación a Roma con la intención de visitar los santuarios. En esta época se desató una epidemia de peste que provocó una gran mortandad en toda Europa.
Roque recorrió Italia y se dedicó a curar y atender a todos los enfermos de la peste. La tradición popular decía que curaba a muchos enfermos con ´solo hacer sobre ellos la señal de la cruz. A los que morían, él mismo les hacía la sepultura, pues nadie más se atrevía a acercarse a los cadáveres por el miedo a contagiarse de la peste.
En Piacenza contrajo la enfermedad, su cuerpo quedó lleno de manchas negras y úlceras. Como no quería ser una carga para nadie, se arrastró hasta las afueras de las ciudad para morir solo y se refugió en un bosque, allí nació un aljibe de agua que le refrescaba la sed.
Poco después un perro llegó con un pan y se lo dio a Roque para alimentarlo, esto ocurrió por varios días, pues el perro sacaba el pan de la cocina de su amo, hasta que un día el amo decidió seguir a su perro hasta descubrir lo que ocurría. Entonces el amo del perro se encargó de cuidar a Roque y curarla sus llagas.
Cuando se recuperó, regresó a la ciudad, donde siguió curando no solo a personas, sino también a animales.
Al parece, falleció tras un largo período en prisión, pues en una guerra que hubo en Montpellier lo confundieron con un espía y lo tomaron prisionero. Además, el tampoco quiso revelar quien era. Tradicionalmente se consideraba que falleció en Italia, pero, hoy en día, se estima que murió en el propio Montpellier encerrado por su tio.
[Bibliografía: Sergio Ramírez González. El triunfo de la Melilla barroca: arquitectura y arte. Fundación Gaselec. 2013]