
En este lugar conocido históricamente como “Villa Vieja” se asentaron los primeros pobladores de Melilla tras la llegada de Pedro de Estopiñán en 1497. A finales del siglo XV era una cerca amurallada de tipología medieval que albergaba en su interior algunos edificios, entre ellos la Ermita de la Victoria.
En la Antigüedad y Edad Media pudo ser una zona de mercado local.
El Artillero Alfonso Díez de Anés realizó en 1699 un proyecto de reforma de las murallas de la Alafia (nombre con el que se conocía esta plaza, cuyo significado es “Paz”) que presentaban gran irregularidad formada por torreones de diferentes tamaños y capacidades.
Durante algún tiempo albergó el presidio de la Plaza.