Torneos de justas en el Mercado Renacentista de Carlos V de Melilla

Breve historia de las justas

Desde tiempos inmemoriales, se conocen en todos los pueblos ciertos combates o pruebas de fuerza, destreza y valor…

En la antigua Grecia nacieron los Juegos Olímpicos; los pueblos nórdicos combatían de forma individual para impartir justicia o defender la inocencia de alguien; o los árabes, que introdujeron en España juegos de sortija, lanzar a tablado y cañas.

Así, en la Edad Media, la mezcla de costumbres dio como resultado las justas. El motivo fundamental de éstas era el espíritu caballeresco de la época.

Las justas se celebraban en un recinto cerrado, hecho de madera, con partes de barreras bajas y otras con galerías y estrados para las damas, jueces y nobles, zona que era cuidadosamente adornada con tapices, colgaduras de seda, etc.

Al inicio, los caballeros luchaban a caballo, arremetiendo uno contra otro con el objetivo de desmontar al contrincante, momento en el que comenzaba la lucha a pie. Mientras tanto, el público tomaba parte por uno de los combatientes, alentando a su favorito. Si al finalizar el combate no había un claro vencedor, lo decidirían los jueces por puntos según la precisión de los golpes y la habilidad del caballero.

La costumbre de las justas decayó en el Renacimiento, pero continuaron celebrándose: bien lo sabe Enrique VIII de Inglaterra que, en 1524, estuvo a punto de morir en una justa por no bajarse la visera del yelmo; o Enrique II de Francia quien no tuvo tanta suerte y falleció en 1599 por una justa. Pero sobre todo, siguieron haciéndose de forma privada. Los motivos serían varios: ajustes de cuentas, el honor de una dama o simple enemistad. Esto fue transformándose, paulatinamente, en los famosos duelos.

Esta información aparecía en un folleto explicativo que se entregaba al público antes de acceder al lugar donde se celebraban los torneos de justas.

Torneos de justas en el Foso de los Carneros

La celebración de las justas en el Mercado ha cosechando gran éxito entre el público melillense. Con anterioridad el palenque y las gradas se ubicaban en la plaza de las Culturas. Al ser este un lugar de tránsito y donde, además, se proyectaba el videomaping, hacía necesario montar y desmontar toda la parafernalia tres veces al día.
Este año los combates se han celebrado en el Foso de los Carneros gracias a la inestimable colaboración de la Comandancia General de Melilla. Las justas fueron presentadas por don Payo Veloso Escudero y el bufón Soplillo.

Para mayor implicación del público y vistosidad se repartieron entre los asistentes (el aforo, por razones de seguridad, era de 250 personas) pañuelos con los colores de los cuatro caballeros en liza: don Nuño I de Portugal (azul), don Juan I de Castilla (rojo), Sir Richard Fizd Gilber de Clare (negro) y don Pedro Álvarez (amarillo), este último representando a nuestra ciudad.
Más de 2.000 personas han tenido la oportunidad de asistir a estos combates. Un público totalmente entregado que ha podido disfrutar de las encarnizadas luchas entre los caballeros anteriormente citados.

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