Si nos hallamos en la Plaza de las Culturas y queremos acceder a la Melilla la Vieja lo haremos a través del túnel de San Fernando, situado bajo la Falsabraga, sobre el que existe un escudo del gobernador (Armas de Guevara Vasconcellos), con una placa que dice:
“REINANDO EN ESPAÑA DON FELIPE V Y SIENDO GOBERNADOR DE ESTA PLAZA EL CORONEL DE INFANTERÍA DON ANTONIO DE GUEVARA VASCONCELLOS SE EMPEZO ESTA OBRA EN 2 DE ENERO DE 1722”.
Hemos llegado al segundo de los recintos en los que está dividida la ciudadela y lo primero que vemos es el foso del Hornabeque, desde el que se puede apreciar dos torres o baluartes y una cortina que componen la obra de escuela de fortificación holandesa.
En 1690 la villa vieja fue dividida en dos recintos diferentes (Segundo y Tercero) excavándole en su centro y de lado a lado un foso atravesado por un puente. Esta obra, denominada hornabeque se realizó según proyecto del ingeniero Felipe Martín Paredes.
“Se formó esta obra con dos medios baluartes unidos por una cortina”, según se recoge en el Plan Especial de los Cuatro Recintos Fortificados. En esta obra también se explica que “al hacer el foso, se captó una corriente de agua dentro de sus murallas y para su extracción se construyó una noria; no obstante era agua “gorda y salitrosa”.
Transcurrido poco más de un lustro, el gobernador y general de Artillería Antonio Zúñiga de la Cerda, finalizó las obras.
El Hornabeque era una obra de origen alemán compuesta por dos medios baluartes unidos por una cortina, y rodeado por un foso.
En el siglo XVIII, concretamente en 1716 podemos situar un punto de partida en las obras de fortificación fuera del Primer Recinto, cuando se hizo cargo del gobierno de la ciudad un ingeniero muy experimentado en fortificaciones abaluartadas, Pedro Borrás.
Con él se empiezan las definitivas reformas que ya se habían iniciado en el Hornabeque. Borrás reforzó esta obra profundizando su foso y lo amplió considerablemente al transformar sus dos alas en baluartes completos: desde entonces este frente dejó de ser propiamente un hornabeque para convertirse en un frente abaluartado.
El baluarte sur se denominó San José Alto y el norte San Pedro que fue construido siguiendo el sistema italiano y contaba con una plaza alta y otra baja.
Las obras de transformación del medio baluarte de San José Alto, hicieron desparecer tanto la vieja noria como la salida a las contraminas que había en el foso del Hornabeque.
En el siglo XX, concretamente en 1956 se restauraron las cortinas y el entorno de este foso siguiendo lo proyectado por el arquitecto Guillermo García Pascual.
Al pasar el puente sobre el foso y antes de acceder a Plaza de Armas en la cortina del Hornabeque una placa nos recuerda el denominado “Suceso del Morabito”. Todo ello fue narrado por Juan Ruiz de Alarcón en La Manganilla de Melilla.
[Bibliografía: AAVV Melilla la Vieja. Plan especial de los cuatro recintos fortificados. Ciudad Autónoma de Melilla.1999]