Se comenzó a construir a principios del siglo XVI cuando se empieza a levantar el Frente de Tierra, de la Villa Nueva o Primer Recinto. A mediados de esta centuria el ingeniero Miguel de Perea procede a la excavación definitiva en la roca hasta el nivel del mar. El foso quedaba abierto por su extremo de norte a sur.

Durante el siglo XVII se acometieron nuevas obras, fue entonces cuando se construyó el puente levadizo.

Siguiendo el Plan de Obras de 1515 se trazó la primera puerta que comunicaba el Primer Recinto con la Alafía (Plaza de Armas); esta obra sería corregía por Gabriel Tadino de Martiengo. Algunos años después en 1549 Miguel de Perea construye la Puerta Nueva como obra avanzada o revellín. La puerta rematada con arco adovelado de medio punto sobre el que figura   el escudo  de Carlos I con el águila imperial  bicéfala; flanqueada por dos torreones conocidos como de las Beatas a la derecha y Desmochado a la izquierda.

La Avanzada de Santiago defendía la puerta de Santa Ana, antigua puerta de la Villa Nueva finalizada por Juan Vallejo en los primeros años del siglo XVI. Contaba con un foso que la separaba de la de Santiago, llamado de la Avanzadilla .En 1908 debido al peso de la Casa del Reloj la puerta sufrió un importante desplome siendo restaurada por el ingeniero Carmelo Castañón.

En 1995 se instaló en la plaza el escudo imperial de Carlos V, obra del arquitecto Javier Vellés, realizado en piedra basáltica policromada.

En 1549 el ingeniero Miguel de Perea  junto al   maestro de obras Sancho de Escalante,  acometían las obras de esta capilla rectangular cubierta por una bóveda gótica nervada con terceletes. Siendo gobernador Pedro Palacios Guevara, en 1654 se reedificó la capilla, adornando el altar. Erigida en honor al Apóstol Santiago.

La función que tenía, ubicada en una de las puertas de la ciudad era la de servir para que en ella  los soldados tuvieran la oportunidad de realizar alguna función religiosa.

Es una batería terraplenada de 45 metros de longitud y 19 metros de altura comprendida entre las torres de las Ampolletas Nueva y Vieja. Las obras dieron comienzo en los primeros años del siglo XVI. Tras las intervenciones de Miguel de Perea y Juan de Zurita (construcción en el adarve de una batería con cañoneras entre merlones) en épocas posteriores se hicieron varias reformas durante los gobiernos de Diego Toscano de Brito y Alonso de Guevara Vasconcellos.

En 1669 daban comienzo las obras de la Torre del Caballero de la Concepción en el mismo lugar donde el ingeniero Gabriel Tadino de Martinengo mandó construir el Torreón del Homenaje que posteriormente fuese reformado por  Juan de Zurita pasando a denominarse de Santi Spiritus.

Los temporales sufridos por la ciudad en los primeros años del siglo XVIII arruinaron esta fortificación debiendo reconstruirse. En la actualidad es sede del Museo de Historia Militar.

Este torreón del siglo XVI al igual que el Bonete Chico se hizo siguiendo las pautas marcadas por un Plan General de Obras. Tenía cortina con pretiles y almenas. Aunque comenzó denominándose del Bonete tuvo otros nombres a lo largo de su historia: de las Cruces y Palo del Suplicio. A finales del siglo XVIII volvió al originario. En 1854 sobre él se construyó un pequeño faro y en 1903 la denominada Torre del Vigía de Mar. En 1917 se iniciaban las obras del actual faro cuya linterna se iluminaba por primera vez el 22 de julio de 1918.

Construido en 1515 es un torreón típicamente renacentista con pretil, almenas y cortina que descansa sobre un pinto rectangular. Fue reformado por Sancho de Escalante según las instrucciones de Miser Benedito de Rávena. En 1729 se denominaba Torreón de Enmedio. En estos años se instaló un emplazamiento para artillería. En el siglo XIX volvía a cambiar su nombre pasando a llamarse Torreón de la Parada.

Se levantó en los primeros años del siglo XVI; en 1515 fue reforzado dotándolo de pretil y almenas. Hacia 1527 fue sometido a nuevas obras según lo dispuesto por Fray Gabriel Tadino de Martinengo y posteriormente reconstruido siguiendo los planos del ingeniero Micer Benedito de Rávena en 1534. Entonces era conocido como “de los hombres de Campo”.

Durante la centuria siguiente se construyó en su interior un almacén de pólvora de cuerpo cilíndrico rematado por una bóveda de media naranja. La  parte superior se denominaba entonces  “plaza del Potro”. Años después recibiría el nombre con el  que se conoce a día de hoy.

En la actualidad alberga el Centro de Interpretación de Melilla la Vieja (CIMLAV) y el ascensor.

De planta semicircular fue construido en 1515 con el nombre de Torreón de Muñiz.  Tras el repliegue de la plaza al Primer Recinto fue reparado por orden de Gabriel Tadino de Martinengo. Al igual que ocurriera con el resto del Frente de Mar, su forma definitiva se debe a Sancho de Escalante.

En 1553 Juan de Zurita derribó sus almenas y construyó un pretil talusado. La denominación actual de San Juan data de 1604. Ya en el siglo XVIII, concretamente entre 1711 y 1715 el ingeniero Juan Andrés del Thosso recompuso las murallas del Frente de Mar y este torreón quedó preparado para que pudiera albergar artillería.

Tomás Moreno Lázaro lo remodelaba en 1917 construyendo la barandilla en lugar del parapeto.

Fue construido a principios del siglo XVI a modo de barbacana o revellín con el fin de proteger la Puerta de Mar (o de la Marina) de los fuegos frontales. En 1604 tenía la forma que en la actualidad y también una garita en el extremo colindante con la citada puerta.

Con la intención de aumentar la defensa y flanqueo de la boca del río de oro se reformó para albergar una batería con varios cañones. La obra definitiva llegaría en los últimos años del siglo XVIII, hacia 1794-1796, cuando se reformó todo el lienzo de muralla.

Aunque las murallas de esta zona datan del XVI, el denominado “Frente de la Marina” la forma definitiva de todo el conjunto sería ejecutada en el siglo XVIII.

Está formada por un cuerpo de guardia rectangular situado en la parte superior que protege la entrada. La puerta de cantería, de  sobrio clasicismo, se remata en el exterior con  escudo real reducido  y la inscripción: “REINANDO EL SEÑOR D. CARLOS IV AÑO 1796”.

Tenía un sistema de puente levadizo con cadenas y un foso excavado en 1680 por el gobernador Diego Frías, ya desaparecido.

Constituye la más importante fachada urbana de “Melilla la Vieja” hacia la ciudad moderna.

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