Conociendo nuestro patrimonio Casa Baños

“El expediente de este inmueble tiene su inicio el 24 de abril de 1908, al efectuarse la concesión de los solares 161 y 162 (558’90 m2) del Barrio Reina Victoria a D. Julián Argos, contratista de Obras.

La primera actuación que se llevará a cabo, es el proyecto de planta baja y principal, bajo la firma del ingeniero D. Droctoveo Castañón (Director de la Escuela de Artes y Oficios), firmado el 16 de septiembre del mismo año.

Concedida la autorización para edificar, el 21 de octubre siguiente, se levantará el futuro Hotel Madrid dentro de la tipología constructiva predominante en esos años en la urbe, destacándose la ornamentación más acusada en las molduras adinteladas de las sobre ventanas.

El contratista de las obras será D. Gregorio Aldudo y la carpintería correrá a cargo de D. Rafael Alba, encargándose de la viguería de hierro D. Jacob Salama, y sumando la obra un total de 63.100 ptas.

Será en mayo de 1912 cuando se le conceda al Sr. Argos permiso para levantar una nueva planta y mansarda sobre el anterior edificio, haciéndose cargo del proyecto el Sr. Nieto y los contratistas Sres. Mariné y Bonet, alcanzando la nueva reforma la cantidad de 61.745 ptas.

A dicho montante habrá que unir la suma de 8.345 ptas. por la instalación del balneario —Casa de Baños— en sus bajos, donde estarán ubicados, por estos años, los establecimientos comerciales de la «Joyería Inglesa » —posteriormente, «Joyería Valderrama»—, «Pohomull Hermanos », «Bazar Cohen» y el «Escudo de Madrid».

Por lo que respecta a la fachada, decir que tendrá nueve vanos por planta, adintelados los inferiores y curvos truncados los superiores, donde se desarrolla la flora ornamental propia del ya modernismo melillense.

Pero, sin duda alguna, lo que más resalta es la solución final del inmueble con la enorme mansarda afrancesada que nos habla de la tradición barroca gala que enlazará con el Art Nouveau.

Derivación de ello serán los apliques forjados, a modo de cartela o escudo nobiliario, en su balconaje de herrajes fundidos y preñados de hojarasca en su arranque.

Precisamente, en su ausencia en los pisos superiores, se vislumbra la adición de dos nuevas plantas que tendrá lugar al final de la década de los años treinta.

La marquesina, encrestada y con el rótulo del nombre del Hotel, será suprimida a principios de mayo de 1928, después de haber corrido los tabiques —marzo— que separaban los almacenes de la calle Alfonso XIII 24 —hoy Juan Carlos I Rey— y López Moreno 3, para instalar en su lugar, a finales de 1929, un anuncio luminoso.

Por estas fechas estarán los establecimientos: «La Castellana» de los

Sres. García y Romero y la zapatería «La Inglesa».

Concretamente, el 19 de enero de 1939, se informará favorablemente

por el Arquitecto Municipal, que no es otro que el Sr. Nieto, la citada reforma de planta baja, reconstrucción del principal y adicionar otras dos (190 m2, cada una), sin remitirse al Colegio de Arquitectos de Málaga por ignorarse si existe aquél, en esos momentos.

Esta nueva ampliación —visión actual, tras la reforma llevada a cabo por el arquitecto Eduardo Caballero Monrós (1973-1977), según el Dr. Bravo— llevará consigo la supresión de las molduras del 2.º piso, sustituyéndolas y unificándolas, al igual que en las nuevas, con las utilizadas en el primero. En ellas, la combinación de ramas, hojas y frutos cerrados, nos dan la apariencia de un mascarón antropomorfo con las fauces abiertas, cortejado, en sus extremos, por flores aisladas de cinco pétalos que se asientan en un pinjante vegetal.

Con ello se engrandece cuantitativa y cualitativamente la visión unitaria

del edificio y la percepción de su arquitectura por parte del técnico, que reitera modelos anteriores en un momento donde lo racional empieza a sustraerle de formas acusadas en lo ornamental.

En los bajos de la Avenida, se establecen: «Calzados Revilla», «Dalamal» y D. Juan Lucas —electrodomésticos—, por la década de los sesenta. Los comercios presentes en su última etapa serán: la cafetería-

heladería «El Buen Gusto», la «Joyería Valderrama» (antigua «Joyería Inglesa») —a la izquierda—, «Bazar Chinatown» y «Charanga» —a la derecha de la entrada del Hotel—.

En la sesión del 14 de noviembre de 2005, el Consejo de Gobierno de la Ciudad Autónoma aprobará el expediente de transformación de usos para que, en el inmueble del antiguo «Hotel Avenida», pudiera asentarse la franquicia comercial Zara (Grupo Inditex), la cual abrirá sus puertas el 24 de febrero de 2007.

Interesante estampa es la que nos da la fachada del Hotel a la calle López Moreno. Considerada vía secundaria, limitará el coste oneroso de su exorno en la funcionalidad de unos recercados sin ningún tipo de decoración —en sus bajos, desde la década de los 70, el «Bar Piscis»—.

El fachadismo, etiquetado de forma peyorativa para el estilo, tal vez sea, más bien, el reflejo de la imagen de una sociedad que lo respalda.

La valía patrimonial de este hermoso inmueble radica, junto a los valores estilísticos mencionados, en su proceso edificatorio. Éste, no será otro que el utilizado con mayor asiduidad en el Ensanche melillense: la adición de pisos, la cual refleja y depende, directamente, del florecimiento de los establecimientos que alberga y, por ende, da rango monumental a nuestra arquitectura doméstica.”

Muy interesante a la par que ilustrativo es el artículo que escribe Mª Rosa Marqués Leiva sobre los balnearios en Melilla, en el que hace una importante descripción de la Casa de Baños:

“Pero, sin duda, el más emblemático de los establecimientos de baños ubicados en la ciudad de Melilla, por entonces provincia de Málaga, en los albores del siglo XX, será el denominado Balneario Oriental.

Su propietario fue Julián Argos, Maestro de Obras y contador de la Cámara de la Propiedad, y éstas son las vicisitudes de su construcción.

En los solares 161 y 162 del Barrio Reina Victoria de la urbe norteafricana, con una superficie de 579, 32 m2, y forma trapezoidal se levantó en 1908 un edificio, diseñado por el ingeniero Droctoveo Castañón.

En febrero de 1911 la Junta de Arbitrios concede permiso a Doña Micaela Cerrillo para vender en traspaso, la fonda que posee en la calle del General Chacel y a D. Julián Argós, para comprarla.

Posteriormente, en mayo de 1912, se le concede al Sr. Argós autorización para edificar un nuevo piso en la casa de la que es propietario en la Calle del General Chacel, proyecto que firmará el arquitecto Enrique Nieto y que contará con la empresa Mariné y Bonet para la obra de albañilería.

El coste total, incluidos honorarios del arquitecto y derechos de arbitrios, será 61.746 pesetas, a lo que hay que sumarle 8.345 pesetas, gastos realizados para la construcción del balneario, son contar el mobiliario del salón.

Entre las mejoras que se realizaron durante la ampliación del edificio destacar, siguiendo el informe:

“Se sustituyeron los pies derechos de madera de la planta baja por otros de hierro, se levantaron pilares de ladrillo en la caja de escalera, se cambiaron las columnas de los comercios por otras más resistentes y se hicieron cuantas obras se consideraron de necesidad para aumentar la solidez del edificio.

Se construyeron dos pocetas inodoras con tapa de piedra para registro en los patios, y otra pequeña en el almacén del comercio nº 1 que se comunicaron con la alcantarilla general.

Se sustituyeron las atarjeas ordinarias por tubería gres, desapareciendo el pozo mouras que por sus pésimas condiciones de construcción estaba convertido en pozo negro; y por último se puso capa de hormigón hidráulico en el vestíbulo, caja de escalera y dependencias del balneario y nueva solería con lo que quedó saneada parte de la planta baja”.

Las obras tardarán dos años en terminarse y en marzo de 1914, concretamente el día 1, tiene lugar la inauguración del “Balnerario Oriental”….

En las páginas del rotativo El Telegrama del Rif nos dan extensa noticia, el día 25 de febrero de 1914, sobre su próxima inauguración y nos relatan cómo estaba organizado, descripción que compararemos con la de la planta diseñada por el arquitecto Enrique Nieto en 1912. que nos lo ubica en la planta baja del inmueble, en la parte posterior del edificio, ocupando toda la línea de fachada de la calle López Moreno 3, aunque presentando la entrada por la calle Alfonso XIII, compartida con el acceso al establecimiento hostelero “Hotel Madrid” y nos especifica el curioso detalle de la instalación, en los dos patios interiores, de los motores, caldera y el sistema de canalizaciones del agua, diseñando hasta las cañerías que van a alimentar a las tinas y las bañeras en un circuito de ida y vuelta que acaba desaguando en el colector que va a la alcantarilla general. <Lujo, comodidad e higiene> como destaca el periódico.

El soberbio establecimiento de baños del señor Argós, como lo denomina el rotativo, presenta un fastuoso salón lujosamente amueblado que por el plano se encuentra situado al lado del gabinete de señoras, seis cabinas de baño individuales y una familiar con doble tina, ubicada, como podemos comprobar, en la esquina superior izquierda. El aposento especial para las damas, destaca el diario, llamó mucho la atención, ya que:

“Entre el mobiliario, figuran un hermoso tocador de luna de luna de cuerpo entero y un sillón reclinatorio para el lavado de cabeza. Además ha sido dotado de un aparato eléctrico, de sencillo mecanismo, para secar el cabello en breves segundos.”

También presenta un cuarto de ducha de collar con agua templada, por lo que está ubicado, adosado a la caldera y dos espacios independientes, situados enfrente del pasillo del salón y el gabinete de señoras, para baños medicinales.

Para describir el mobiliario y los interiores, seguiremos de nuevo al periódico local:

“Todos los departamentos, perfectamente ventilados, disponen de magníficas bañeras de hierro esmaltado, con grifos y duchas niquelados, lavabo de loza, espejo de gran tamaño y tohallero de cristal con soportes niquelados.

También lo están los grifos de agua fría y caliente. Las paredes están revestidas de blancos azulejos y el piso es de hermosa solería hidráulica. Todos los departamentos cuentan también con higiénicos W.C. con descarga de agua, alumbrado eléctrico, timbre y aparatos para el masaje.

Por los infinitos grifos brota abundante agua, merced a una instalación laboriosa y de mucho coste, que la eleva hasta la azotea, de donde desciende por las diversas tuberías, a los departamentos de baños y al termo-sifón sobre una gran caldera colocada en el patio.

Sólo nos resta por mencionar el salón de peluquería, barbería en el plano, regentado “por el conocido industrial” Sr. Hueso. Dicho señor se encargará también de las operaciones de masaje en los departamentos de caballeros, y una hija suya, bastante inteligente, en los de las señoras”. Dos días después comienza a publicitarse en la prensa local.

Aunque con el tiempo este tipo de establecimiento, asociado también a los baños de ola- por ser inmuebles ubicados a orillas del mar-, proliferó en la ciudad norteafricana, nuestro “Balneario Oriental” siguió funcionando como tal hasta mediados del siglo XX- cuando se transforma en Hotel Avenida-, considerándose como el único establecimiento de su clase en la urbe, con todos los adelantos que la higiene requiere, con abundante luz y ventilación y con departamentos completamente aislados para baños municipales.”

[Bibliografía: Salvador Gallego Aranda. Enrique Nieto. Un paseo por su arquitectura. Fundación Melilla Ciudad Monumental.2010

Mª Rosa Marqués Leiva. Ocio y salud en torno al agua. Los baños públicos y de ola en la Melilla del siglo XX. Trápana. Revista de la Asociación de Estudios Melillenses.2015]]

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