Conociendo nuestro patrimonio Faro de Melilla. Una obra centenaria en el siglo XXI (I)

Ubicado en el punto más oriental de Melilla la Vieja, este edificio centenario es, sin duda alguna, el más fotografiado por quienes se acercan hasta el recinto amurallado.

Una historia singular que nos lleva hasta el siglo XVI y a las primeras obras de fortificación de la Plaza.

Emplazamiento.-

Situado en el Torreón del Bonete, en el denominado Primer Recinto Renacentista de Melilla la Vieja o el Pueblo, en terrenos que fueron concedidos al Ramo de Guerra por Real Orden de la Presidencia del Consejo de Ministros, Dirección General de Marruecos y Colonias de 7 de diciembre de 1926.

Geográficamente está ubicado en el punto más oriental de la fortificación en el escarpado Frente de Mar, en contraposición al Frente de Tierra, separando este torreón a su vez el Frente de Trápana al norte, bajo las Murallas de las Cruces, del siguiente frente llamado de Levante o del Socorro, emplazado al sur, junto al puerto.

Descripción.-

Edificio de planta rectangular, con patio interior. Muros exteriores revestidos de roca negra del monte Gurugú, conformadas por conglomerados de arenas basálticas. La superficie ocupada es de 144 metros cuadrados. Las ventanas están coronadas por arcos escarzanos.

Alberga una torre cilíndrica que da acceso a la azotea donde se encuentra la linterna.

En la obra Melilla la Vieja-Plan Especial de los Cuatro Recintos Fortificados, es mencionada esta edificación:

“El Faro es un edificio de dos pisos con planta rectangular sobre el que destaca la silueta troncocónica de su torre, todo ello construido con muros de carga revestidos de sillares de basalto que descansan sobre un gran plinto de hormigón destacado sobre el cabo donde el acantilado hace una inflexión.”

La Torre del Vigía de mar.-

Este torreón disponía de una “caldereta para fogata y señal de noche para las embarcaciones”. Fue en 1854 cuando se construyó un pequeño faro que en 1903 se llamaba Torre del vigía de mar.

Francisco Narváez López describe esta edificación en el artículo El Faro de Melilla. Orígenes:

“La luz y caseta del vigía situada en torreón del Bonete, tenía una torre elevada 27 metros sobre el nivel del mar, de sección cuadrad de 3,15 metros de lado exterior y 2,30 metros en el interior, su altura era de 9,10 metros hasta la cornisa y de dos metros la del torreón. Se componía de planta baja, principal y segundo piso de tres metros de altura cada uno de ellos, subiéndose a los diversos pisos y al torreón por una escalera de madera.

El aparato de luz era de lente escalonada sistema Fresnel construido en París en el año 1890 por la casa F. Berbierx Cia con un campo de iluminación de 180º, lo que a juicio de la Dirección General de Costas era suficiente dada la configuración de la costa de Melilla. Este faro estuvo bajo la custodia y mantenimiento de los ingenieros militares, hasta que el 15 de noviembre de 1898 se hizo cargo del mismo el Ministerio de Fomento.”

Antecedentes históricos (XVI-XVIII).-

La primera construcción de señal luminosa marítima en Melilla se erigió en 1515, en el Torreón del Bonete; al igual que el del Bonete Chico, se hizo siguiendo las pautas marcadas por un Plan General de Obras, formando parte de los torreones y murallas del Primer Recinto Fortificado.

De forma circular, tenía su cortina con pretiles (muros protectores de poca altura que se construyen para preservar de caídas en puentes, balcones, etc.) y almenas (bloques habitualmente en forma de prismas que suelen rematar la parte superior de una muralla o parapeto defensivo).

En 1527 era conocido como de las Cruces. Fue reparado por Fray Gabriel Tadino de Martinengo (ingeniero de origen veneciano) y seis años después, Sancho de Escalante, maestro de obras, hacía lo mismo con todo el frente de mar.

Mediaba esta centuria cuando Juan de Zurita propuso introducir una notable mejora para ello planteaba la conveniencia de derribar este torreón ya que perjudicaba el flanqueo entre los torreones de las Cruces y de las Pelotas.

Esto nunca llegó a realizarse del todo, lo único que se llevo a cabo fue la eliminación de las almenas, ya obsoletas para el nuevo período de fortificación (renacentista), construyéndose en su lugar un pretil talusado.

Existe constancia que en los primeros años de la siguiente centuria (1604) ya comenzó a denominarse como del Bonete; en tanto que finalizando la misma (1699) era conocido como el Palo del Suplicio porque en dicho lugar se llevaban a cabo ejecuciones.

Finalizando el siglo XVIII vuelve a su nombre primitivo (1764), Torreón del Bonete, por tener una forma parecida a la del gorro usado por eclesiásticos y seminaristas.

Según documentación custodiada en el Depósito Topográfico de la antigua Comandancia de Fortificaciones y Obras de Melilla se sabe que: “en 1722 poseía Guerra este torreón”. En 1764 tenía 5 cañones a barbeta.

Génesis del proyecto de un faro para Melilla (siglos XIX-XX).-

Los faros existentes en las costa norte de África, excepto Ceuta y Alborán que dependían del Ministerio de Fomento, desde finales del siglo XIX estaban sujetos a un Plan de Faros, el cual había sido realizado y ejecutado por el Ministerio de la Guerra.

Melilla precisaba de un faro, y así se hizo saber en abril de 1849 aunque estas gestiones no pudieron prosperar por falta de medios económicos, teniendo que esperar hasta 1854 cuando gracias al importe entregado por el rescate de un cárabo (1.600 reales) se añadió un segundo piso a la caseta existente con el fin de que tuviera “una altura de cuarenta varas sobre el nivel del mar, necesaria para que la luz fuera fácilmente visible desde el Cabo Tres Forcas y en la azotea de aquella se colocó un farol giratorio, encargándose el Ramo de Guerra del mantenimiento de la luz”.

En abril de 1854 hubo que añadir un piso sobre la caseta del Vigía de Tierra y sobre éste se coloca un farol con un alcance de 4 a 5 millas.

Por RO de 25 de febrero de 1859, el Ministerio de la Guerra comunicó a la Dirección General de Obras Públicas la necesidad de construir en Melilla un faro de 3º Orden. Éste debía ubicarse sobre la Torre de Vigía que se había utilizado hasta entonces.

La Jefatura de Obras Públicas de Cádiz, dependiente de Fomento, realizó a partir de 1881 una serie de estudios de los faros de Melilla, Chafarinas, los Peñones de Alhucemas y Vélez de la Gomera. También se incluyó la luz situada en Cabo Tres Forcas a pesar de hallarse en territorio marroquí.

El 15 de mayo de 1859 la Comisión de Faros realizaba una propuesta con respecto a Melilla: consistente en la erección de un faro de tercer orden de luz fija. Fue aprobada por los entonces Ministros de Guerra y Marina, pero quedaría “sobre la mesa” por parte del Ministerio de Fomento. Con toda probabilidad la demora pudo estar marcada también por las hostilidades con el sultanato de Marruecos.

Las continuas averías ocasionadas por los fuertes temporales, y los desperfectos que estos ocasionaban en la torre vigía, hicieron que el citado ministerio retomase el tema de la construcción de varios faros.

En 1885 el ingeniero jefe de la provincia de Cádiz, Emilio Jiménez, redactaba el Proyecto de creación de cuatro faros para las posesiones españolas en la costa norte de África.

El 22 de enero de 1886 era devuelto a propuesta de la Dirección General de Obras Públicas para que se realizasen una serie de correcciones; quedaba pendiente de ser reformado conforme a las modificaciones establecidas en el informe de la Junta Consultiva.

Éstas afectaban principalmente al orden, apariencias, alturas de los faros y los edificios. En el caso concreto de Melilla se proponía “una luz de quinta orden fija y roja”.

La citada Dirección General, aprobaba el 27 de julio de 1889 las bases planteadas por una comisión mixta, civil y militar. En ellas se decía que el faro de Melilla “tuviera el mismo emplazamiento y que su luz fuera de 6º orden”. De este modo se aprovecharía la torre anterior y el lugar que hasta entonces ocupaba la luz provisional.

Un año antes y debido a la demora en los trámites, la Junta de Arbitrios (órgano de gobierno de la ciudad, se vio obligada a asumir el coste de la reparación de la torre así como la instalación de un nuevo aparato.

Finalizando 1888 el encargado del faro solicitaba a la Junta un aumento de la cantidad de combustible hasta ahora fijada para el funcionamiento de las tres luces “por no tener bastante con la que en la actualidad se le facilita”. La petición fue tenida en cuenta destinado un litro diario de petróleo con cargo al alumbrado del Municipio.

El 8 de enero de 1895 fue aprobado el Plan de Faros y en la Gaceta de Madrid del martes 22 de enero era publicado el Real Decreto del Ministerio de Fomento:

“Se autoriza al Ministerio de Fomento para subastar las obras de los faros de la isla de Isabel II (Chafarinas), Melilla, Peñón de Vélez de la Gomera y Alhucemas, comprendidas en el proyecto aprobado por Real Orden fecha 8 del actual, y cuyo presupuesto total de contrata asciende a la cantidad de 98.193 pesetas 33 céntimos. Dado en Palacio a diez y ocho de Enero de mil ochocientos noventa y cinco”.

Julio Merello, ingeniero jefe de Cádiz fue quien remitió el proyecto definitivo. Estudio y redacción correspondió a José Enrique Rosende, ingeniero de la mencionada Jefatura.

En la Memoria de los proyectos fechada en Cádiz el 27 de abril de 1894, Rosende hacía alusión a la Comisión de Faros de 15 de mayo de 1859 que proponía para Melilla un faro de 3º orden con luz fija.

Resulta curioso el hecho que en un principio en el proyecto de este ingeniero no se incluyera Melilla; ello se debe a que en 1893 y tras visitar la ciudad unos técnicos del Ministerio, el entonces comandante general, Juan García-Margallo y García, informó diciendo que el nuevo Plan de Fortificaciones no contemplaba construcciones en las murallas, lo que hacía suponer que el faro tampoco estaría y que se construiría en otro lugar en función de lo que se dispusiera en el nuevo plan.

Dado que la torre era demasiado pequeña para acoger también la casa del torrero (actualmente se denomina farero) y el almacén se decidió habilitar un solar donde construir estas edificaciones tan necesarias.

Se construyó entonces junto al Baluarte del Caballero de la Concepción (actual Museo Militar), la vivienda con tres habitaciones, retrete, despensa y cocina. Incluía también almacén de aceite, cuarto de trabajo y un despacho para el ingeniero. Tenía además un aljibe de 3 x 3,50 x 3 metros.

Gabriel de Morales, cronista oficial de la ciudad, apuntaba a que el Ministerio de Fomento asumió las competencias del faro que estaba situado en la Batería Baja de la Concepción el 15 de noviembre de 1898, previa construcción de la casa para el torrero. Habría que esperar hasta el 20 de julio de 1900 para que se hiciera cargo de la torre donde estaba instalado el faro.

Gracias a otros documentos custodiados en la Autoridad Portuaria de Melilla se tiene conocimiento que por Real Orden de 23 de marzo de 1897 se hizo entrega al Ministerio de Fomento de la azotea de la torre del faro así como del aparato de iluminación. Este hecho no llegó a materializarse hasta el 11 de enero de 1900.

Mediante el Plan de alumbrado marítimo de la Península, islas adyacentes y posesiones del Norte de África, que fue aprobado por RO de 1 de marzo de 1902 se establecía “para el faro de Melilla una luz blanca con ocultaciones en grupos de dos”.

Cuatro años después, el Servicio Central de Señales Marítimas debía realizar un estudio y proyectar las reformas necesarias para este faro. Era preciso recabar información de diversos organismos locales: Comandancia de Marina, Cámara de comercio y Junta de Obras del Puerto de Melilla.

El 1 de agosto de 1911 se inauguraba el nuevo faro, sustituyéndose definitivamente el antiguo aparato militar de luz roja con lentes escalonadas construido en París en 1890 por la Casa Barbier, por otro de luz blanca con características diferentes.

La luminaria que se pensaba colocar en el nuevo faro se trasladó al faro de Punta Nati en Menorca (Islas Baleares).

Esta torre de sección cuadrada de once metros de altura y 38,7 sobre el nivel del mar con un alcance máximo luminoso de doce millas, se conservó durante algunos años más hasta la construcción del edificio que hoy alberga el faro.

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