La Festividad del Corpus Christi

La Custodia del Sol. X Aniversario de su llegada a Melilla

Esta festividad de la Iglesia Católica, del Cuerpo y la Sangre de Cristo se conmemora el jueves posterior a la solemnidad de la Santísima Trinidad.
Parece ser que sus orígenes se remontan a la Edad Media cuando en 1208 Santa Juliana de Lieja (Juliana de Cornillón) quien sentía una devoción especial hacia el sacramento de la Eucaristía, convenció al entonces obispo de Lieja para que instituyese la Solemnidad del Corpus Christi en su diócesis.
En España adquiere singular importancia esta celebración en diversas ciudades como Sevilla o Granada, siendo quizá la más relevante Toledo, donde ya en el siglo XIV hay noticias de la conmemoración del Corpus y de 1418 data la primera procesión eucarística.

Custodia del Sol: breve historia

¿Qué sabemos de ella? Para dar comienzo a este relato nos situaremos en 1986 cuando el ayuntamiento de San Roque (Cádiz) adquiere esta pieza en una subasta en Madrid, en la joyería Ansorena, creyendo que su procedencia era del Peñón de Gibraltar. Era entonces concejala de Cultura, Elvira Castilla del Pino.
Más de una década ha de transcurrir (1999) para su restauración por la Casa Ángel e Hijos, joyeros y orfebres de la citada población gaditana.
Diversos historiadores entre ellos los cronistas de ambas ciudades, Antonio Bravo Nieto y Antonio Pérez Girón, llegan a la conclusión que el lugar de donde procedía la Custodia era el Peñón de Vélez de la Gomera y no Gibraltar.
En 2008 la Fundación Melilla Ciudad Monumental comienza las gestiones para su recuperación. En este mismo año, los grupos municipales sanroqueños en sesión plenaria celebrada el 29 de septiembre aprueban por unanimidad su entrega a Melilla. Esta cesión contaba con el respaldo de la Junta de Andalucía.
Con tal motivo se desplazó a esta ciudad José Antonio Cabrera, teniente de Alcalde y natural de Melilla.
La cesión se llevó a cabo con motivo de la conmemoración de los 500 años de historia del Peñón de Vélez de la Gomera.
Durante el acto, Antonio Bravo, dijo que la custodia es: como un “pequeño mensaje” que nos llega de finales del siglo XVII, que no fue una etapa fácil para Melilla por los permanentes asedios por parte de las tropas marroquíes” “donde el sentimiento religioso era un espíritu que conseguía aunar los valores de una población, que se encontraba en Melilla”.
Bravo puso de manifiesto que se trata de una valiosa pieza, una obra de arte del siglo XVII, perteneciente al estilo barroco y que sobre todo tiene un gran valor sentimental para los melillenses y el valor añadido de que Melilla y San Roque puedan sentirse unidas en algo tan bonito como es su patrimonio y la recuperación de la memoria histórica.
Sobre esta pieza, el cronista oficial de la ciudad emitía un informe técnico en el que destacaba entre otras cosas:

“En su conjunto, la obra demuestra un porte de distinción y elegancia, merced a la esbeltez expuesta en la parte alta del astil y el viril por completo, solo alterado en la aparente voluminosidad- lógica y comprensible- de la base donde se asienta. Su impronta es la de aquellas custodias propias del siglo XVII, que se impregnaban todavía de ese aire manierista de la orfebrería y platería andaluza- sin perder la esencia del más puro clasicismo-, fundamentada en el ahorro de los recursos ornamentales y la sencillez del componente estructural. Además, la ausencia de elementos decorativos tales como rocallas, motivos en “C” y guirnaldas vegetales repujadas con una aparente voluminosidad, ofrecen bien a las claras las claves para poder datarla en el Setecientos. Sin olvidar, el evidente alejamiento de postulados estéticos posteriores basados en el horror vacui, y tan difundidos por los talleres andaluces, aquí airosamente solucionado con la perfecta alternancia de superficies lisas y labradas. Todo ello, justo es decir, condicionado por unas medianas dimensiones -59 centímetros de altura- comunes a otras piezas similares de la época.
De plata en su color, esta custodia de tipo sol presenta en su composición tres partes bien diferenciadas. En primer lugar, la peana o base de la obra se asienta en una amplia pestaña lisa, cuya superficie perimetral deja entrever la fusión de una cruz griega dentro del cuadrado, quizás para así dotarla de un mayor garbo. Por encima de ésta, el cuerpo principal del basamento dispone un volumen de perfil convexo ornamentado por completo mediante leves incisiones y punteado, conformando un dibujo a base de guirnaldas de acantos finalizadas en escuetas volutas. Tales formas se distribuyen alrededor de cuatro óvalos con inscripciones referentes a los mecenas o benefactores de la pieza y los responsables religiosos y civiles que avalan la cesión. Así constan:

“Syendo Vicario el Revrendo Padre Fray Juan de Cosas se iso Esta custodia a devoción de toda la Infantería de El Peñón Y en tiempo del Gobernador Don Francisco Gonsales del Cueto.”

El estudio en profundidad de estos datos, en lo concerniente al tiempo en que ostentaron el poder tales personajes, nos llevan a poder datar la obra en un período concreto que oscilaría entre 1696 y 1700.

El segundo cuerpo, correspondiente al astil, se complica en su composición al incluir una sucesión de módulos de superficies lisas con formas heterogéneas cilíndricas, semicirculares y de platillos. Dentro de estos, se destaca el nudo central más amplio con puntual decoración vegetal atravesada de nervios perlados. Por último, un recudido bloque abalaustrado con hojas de acanto labradas en relieve da paso al sol propiamente dicho de viril liso, del que surgen rayos que alternan su tamaño- unos más cortos que otros- y, su forma, con ráfagas rectas y onduladas.
Como remate del conjunto se dispone una cruz latina de sección romboidal. Con todo, lo que queda en el aire es su filiación a un taller o una corriente artesanal determinada. La ausencia de las marcas- autor, contraste y ciudad- y el estilo expuesto por la pieza común a diferentes zonas de la región, nos impide emitir una adscripción concreta a la espera de estudios de mayor profundidad.”

Sergio Ramírez González en su obra El triunfo de la Melilla barroca dedica también unas líneas a esta Custodia a la que considera como principal de la Iglesia de Santiago el Real del Peñón de Vélez de la Gomera.

Esta pieza al igual que otras obras y documentos del citado templo fueron depositados en la parroquia de San Agustín del Barrio del Real tras el decreto del obispo Balbino Santos Olivera el 25 de diciembre de 1939. Según parece la custodia no llegó nunca a su destino.

Una inscripción en el refuerzo de madera del pie aporta datos sobre su estancia en Melilla en agosto de 1969, tras ser restaurada por el joyero Lucio Mullor. A partir de la citada fecha no se vuelven a tener noticias de la misma hasta que en 1986 fue incluída en una subasta pública en Madrid.

Según este autor y gracias a los nombres que tiene grabados se puede datar con precisión. Está haciendo referencia al gobernador Francisco González del Cueto y al vicario fray Juan de Cózar. El primero de los citados fue alcaide y gobernador de Vélez en el período comprendido entre el 19 de mayo de 1696 y el 11 de agosto de 1700, día en que se produjo el óbito.
Con respecto al religioso, pocos son los datos: que en 1692 ya estaba destinado allí y que en abril de 1698 fue sustituido.

Por tanto, se puede afirmar, que la custodia fue realizada entre mayo de 1696 y abril de 1698, período éste en el que coincidieron ambos en el Peñón de Vélez.

Desde junio de 2009 la Custodia del Sol está en Melilla. Actualmente se expone en una de las vitrinas del Museo Sacro de nuestra ciudad, en la planta baja del Conventico.

Jorge García Vázquez. Historiador
Isabel Mª Migallón Aguilar. Historiadora

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