Conociendo nuestro patrimonio Antiguo Mercado Central (I)

El que fuera durante muchos años el “Mercado”, sin necesidad de más apelativos, aún habiendo otros en la ciudad; o también el “Mercado de la calle Margallo” tiene hoy unas funciones muy distintas a las que desempeñó antaño, ya que ha sido reconvertido en un Centro Cultural.

Parte de su aspecto exterior ha sido modificado, pero la entradas al edificio permanecen tal cual después de casi cien años de existencia.

Si acudimos a Wikipedia encontramos la siguiente información sobre el Mercado Central, aquí denominado Mercado del Polígono:

“El antiguo Mercado del Polígono‘, comúnmente denominado antiguo Mercado Central de Melilla es un edificio situado en la calle General García Margallo, Ensanche Modernista de la ciudad española de Melilla que alberga el Conservatorio Oficial de Música, el Centro de Educación de Adultos y la Escuela Oficial de Idiomas. Forma parte del Conjunto Histórico Artístico de la Ciudad de Melilla, que cuenta con el estatus de Bien de Interés Cultural.

Debido a la demanda de los vecinos, el Mayor de la Plaza en una sesión de la Junto de Arbitrios propuso el 20 de junio de 1904 edificar un mercado en el Tejar de Ingenieros, idea desechada por estar en la zona polémica, cerca de las murallas, aunque el gobierno Militar, con el general Muñiz asumió la idea cómo propia meses tarde, así cómo presentaron los vecino un escrito a la Junta de Arbitrios, que no disponía de fondos. A finales de 1905 Salvador Botella propuso otra vez su construcción, aunque el general Chacel, que argumentó que esto solo ocurría por las mañanas, siendo apoyado por toda al Junta.

El 22 de noviembre de 1909 la Junta de Arbitrios presidida por el general Real y a propuesta de este decidió crear un mercado provisional, de tres filas de barracas según proyecto de Francisco Orozco y José de la Gándara empezado a construir ese año e inaugurado el 19 de marzo de 1910, con puestos de verduras en las calles aledañas, en un terreno producto del desmonte del cerro de María Cristina para rellenar el barrio de Reina Victoria, en el que se pensó instalar una escuela y en el que en ese año se instalaron unas casetas trasladadas desde la actual Plaza de las Culturas para instalar a su vez los puesto de verduras de las calles de Santa Bárbara y San Jorge para permitir el paso de carruajes al muelle.

Sin embargó, este no alcanzó el éxito esperado y se fueron abandonando y deteriorando, convirtiéndose en un foco de infecciones, en parte gracias a su pescadería, siendo algunas casetas sustituidas por otras de mampostería, por mandato de la inspección de mercados de la Junta y el 1 de octubre de 1921 se ordena derribar todas las de madera, habiéndose decidió levantar un nuevo inmueble gracias a al bonanza económica y el superávit gracias al aumento demográfico, la importación de mercancías y las ventas.

El proyecto terminado en 1922 por Francisco Carcaño es aprobado el 22 de mayo de 1923, en septiembre se desmontan las casetas, trasladadas a la plaza Martínez Campos ya la pescadería a la Fuente del Bombillo, usada para limpiare el género, hacíendola inútil para los vecinos, en octubre se realiza el replanteo, el 14 de diciembre se inician las obras, ampliándose el solar con barrenos. En junio de 1925 se terminan las obras y es inaugurada por el Comandante General de Melilla Alberto Castro Gironela,[Girona], el 15 de enero de 1926, con Bernardi cómo inspector de mercados siendo Jorge Palanca el arquitecto responsable de terminarlo. Los comerciantes, algunos de ellos que no habían podido instalarse, debían usar blusones claros y en julio de ese año se instaló el frigorífico,, desmontado e instalado en el matadero un año más tarde al no ser eficaz en el mercado, que era de hecho el Mercado Central de Melilla. 2​3​4​

La Policía Local contó aquí con un Cartel con oficinas, salas, academia, biblioteca barbería.

Fue cedido por la Ciudad Autónoma de Melilla al Ministerio de Educación en el 2005, que en 2011 inicio las obras según proyecto del arquitecto Ángel Verdasco para convertirlo en Conservatorio Oficial de Música, la Escuela Oficial de Idiomas y Centro de Educación de Adultos, bastantes problemáticas, entregadas en el 2016 e inaugurado el 4 de marzo de 2019.”

Antonio Bravo Nieto, cronista oficial de la ciudad, en su obra La construcción de una ciudad europea en el contexto norteafricano, dedica unas líneas a este edificio:

“La ejecución de otros mercados, nos aleja de estas fechas y nos remontan hacia 1921-1923, cuando sobre un primer trabajo de Francisco Carcaño, Jorge Palanca redacta el proyecto definitivo del Mercado central del Carmen, con varias y amplias naves, así como con servicios anejox a sus actividades”.

El historiador melillense Jesús Miguel Sáez Cazorla, en su blogspost Estampas melillenses tiene un artículo dedicado a este mercado:

“…Para colocar  en aquel terreno el mercado de verduras no hubo más remedio que desplazar las barracas allí existentes, que fueron llevadas a un  desmonte existente en la calle Margallo, desmonte resultado de la extracción de tierras para el relleno del barrio Reina Victoria y donde la Junta pensaba construir una escuela.

Allí quedaron las barracas hasta que, por fin, iniciada la campaña de 1909,  a la vista de la demanda de nuevos puestos de mercado por gentes recién llegadas a la ciudad,  en sesión de la Junta de 22 de noviembre de 1909, presidida por el general Real, y a propuesta de éste, se acordó crear un mercado provisional en la citada calle Margallo, comenzándose a construir un grupo de casetas que en marzo de 1910 estaban terminadas, inaugurándose el mercado el 19 del mismo mes. Además de las casetas se permitió la instalación, en las cercanías, de puestos de verduras, formándose un mercadillo adicional, que se ha conservado en el barrio, con distintas ubicaciones, hasta hoy.

El nuevo mercado del Polígono no tuvo el éxito de público que se esperaba. Acudían pocos compradores porque los vecinos preferían para sus compras el del Mantelete, donde había una mayor oferta de productos  y más barata, y al que se acercaban utilizando alguno de los coches de punto o ripperts de la parada del barrio, en el número 29 de la calle Margallo, frente al hotel Colón. Como decía una vieja vendedora al periodista de El Telegrama, “así se pasean y se entretienen”.

Abandonado y escasamente surtido de productos, el mercado provisional del Polígono se había convertido algún tiempo más tarde en un peligroso foco infeccioso, a lo que contribuyó no poco la pescadería. Algunas  barracas fueron desapareciendo y otras fueron sustituidas por casetas de mampostería, obligados los concesionarios por la inspección de Mercados de la Junta.

Tras el comienzo de   la Campaña de 1921, las arcas municipales se vieron favorecidas por el  incremento de la población, de la importación de mercancías y de las transacciones comerciales.

 

Es entonces cuando, en una sesión de la Junta de Arbitrios de 1 de octubre de 1921, se decide la construcción de un mercado permanente en el barrio del Polígono. Al mismo tiempo se decidía el derribo de aquellas barracas del mercado provisional que se hallaban en mal estado, quedando solamente las de mampostería.

El proyecto de mercado, a cargo del capitán Carcaño, se terminó en febrero de 1922, estimándose su coste en unas 136.000 pesetas. Con el transcurso del tiempo el proyecto fue sufriendo modificaciones sucesivas, adaptándose a  los cambios de criterio sobre su organización interna.

Por fin  se aprueba su construcción en sesión de la Junta del 22 de mayo de 1923.  En el mes de septiembre siguiente, con la lentitud habitual en las obras municipales, se desmontan todas las casetas, y se trasladan provisionalmente a la inmediata plaza de Martínez Campos. La pescadería se llevó junto a la fuente del Bombillo, con las consiguientes protestas del vecindario, pues la  limpieza del pescado se hacía en la fuente, haciéndola inútil para el servicio público.

Hechas las obras de replanteo en octubre siguiente, se comenzó el mercado del 14  de diciembre de ese mismo año, ampliándose el solar a base de barrenos. En un principio el mercado debería contar con 110 puestos fijos y 200 móviles, número que finalmente, aunque sin apartarse mucho, había variado al final.

Las obras de terminaron en junio de 1925, con proyecto definitivo del capitán Palanca,  ingeniero municipal, actuando de sobrestante Estanislao Lacazi Yébenes, al servicio de la Junta desde 1913.

Constaba de tres naves, la central de 45 metros de largo y 17 de ancho, para la venta de comestibles, con 40 puestos cubiertos, con cierre metálico y 136 descubiertos para vendedores ambulantes. Tenía tres puertas de acceso, dando la principal a la calle Margallo, con puertas giratorias de cristales y ventanas protegidas con telas metálicas para conservar las condiciones higiénicas de los locales, impidiendo el paso de insectos.

Las otras dos naves, de 20 x 9,  se destinaban a carnicería y pescadería, con puertas al exterior y a la nave principal. La carnicería tenía 23 puestos con puertas metálicas. La pescadería, 39 puestos de menores dimensiones, con mostradores de piedra artificial. Fue renovada en 1947.

En el interior había varias fuentes para todos los servicios.

De forma general, es el mercado que todos hemos conocido hasta hace unos años en que fue clausurado.

El mercado del Polígono fue inaugurado oficialmente, por el Comandante General, señor Castro Girona, el 15 de enero de 1926, siendo inspector de mercados el señor Bernardi.

Algunos de los puestos de comestibles seguían desocupados  por no haber tenido tiempo  algunos concesionarios de trasladar sus mercancías desde el mercado provisional de Martínez Campos.

A todos los expendedores se les obligó a utilizar unos blusones claros.

Quedaba pendiente de instalar el frigorífico, que se colocó en el mes de julio siguiente, pero que, poco eficaz,  fue desmontado un año más tarde y trasladado el nuevo matadero.

Para El Telegrama, resultaba un edificio “un tanto presuntuoso y un poco oscuro y ahogado”, aun  reconociendo la necesidad de la obra; para el comandante Gallego, de Ingenieros, era “un edificio modelo en su clase, que tiene bien resueltos detalles constructivos.” (Memorial de Ingenieros 1926).

En esta época ya se pensaba en la construcción de un mercado central para la ciudad, idea antigua pero latente, aunque  la inauguración del mercado del Polígono acabó con ella, pues este mercado era, de hecho, el mercado central de Melilla.

En cuanto a su coste definitivo, nunca se supo. En la Memoria de la recién creada Junta Municipal de 1927-1930, se reconoce esta circunstancia, aunque aventura la cifra de 800.000 pesetas, lo que suponía un 16% de todo el presupuesto de 1916. “

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