Conociendo nuestro patrimonio Antiguos almacenes y talleres municipales

Nada queda, a día de hoy, de estos edificios ubicados en la calle Fernández Cuevas del barrio del Tesorillo, solo el recuerdo de lo que fueron.

Salvador Gallego Aranda, gran conocedor de la obra de Enrique Nieto en su tesis doctoral: Enrique Nieto en Melilla: la ciudad proyectada escribe sobre estas edificaciones:

“La dispersión de gran parte de los servicios municipales, albergados en lugares poco apropiados para sus fines- Vivero, etc- , hace plantearse a la Junta la necesidad perentoria de constrconstruir un local que aglutinase a los mismos.

De tal menester saldrá el Proyecto de locales para Almacenes, Cocheras, Cuadras, etc., de la Junta Municipal redactado a 9 de junio de 1927, por el capitán de ingnieros D. José Pérez Reyna y con un presupuesto de contrata de 157.720 pesetas,

Ubicado en un lateral de la calle Fernández Cuevas (Barrio del Tesorillo), se compone de tres grupos de dos edificios que, dispuestos linealmente, están separados por cerramientos provisionales que coinciden con el desarrollo de las calles en su lado opuesto.

Cada planta, de forma rectangular, acoge en sus extremos el emplazamiento de una nave (19,60 X 8,60 m), que se prolonga por medio de un cobertizo (2,15 m), hacia un patio común (23 X 19,60 m).

Este se cerrará a ambos lados por un muro de cerramiento- con albardilla- que, en la fachada principal y a partir de su ingreso, se irá escalonando hacia ambos lados, con los descansos respectivos, para saltar a cobertizos y techumbres.

Cada cuerpo o nave se estructurará, de forma simétrica, partiendo de un ajimez central de arcos peraltados, que se remarca por medio del despiece de sus dovelas y alfiz, para recibir el entablamento.

La disposición de éste, hace elevar, en su parte central, la línea adintelada de la cornisa a través de dos medias pilastras que conforman un plinto corrido, levemente superior a sus laterales.

Los pilares entremos, que retranquean – ligeramente- el paramento, se coronan, al igual que las pilastras, por medio de unos chapiteles piramidales, cuya textura, a base de composiciones geométricas, se repite, a modo de friso, en todo el coronamiento y el entablamento, ya mencionado, de la fachada.

Por último, la utilización y el colorido de los materiales empleados- ladrillo y cerámica- para los elementos estructurales y de exorno, contrastan felizmente, con el encalado níveo del resto de superficies.

La tipología empleada, que podría definirse como industrial o de almacenaje, refunde en ella la disposición de las naves a modo de pabellones hospitalarios, conectados por espacios comunes. No en vano, el autor hace referencia, en su memoria, al proyecto de Hospital Militar de Sevilla, aprobado tres años antes.

Las obras que, efectuadas por contrata, fueron adjudicadas al contratista D. Juan Burillo Blasco, a 9 de septiembre de 1927, concluirán a mediados de 1928, y se verán enlazadas con los nuevos proyectos redactados por el arquitecto Sr. Jalvo para la instalación de almacenes y adaptación de locales en el mismo complejo, realizados por administración.

Destacar, entre ellos, los siguientes: proyecto de instalación de almacén general, a 9 de agosto de 1928; proyecto de puesto de desinfección para toda clase de vehículos, a 5 de diciembre del mismo año; proyecto de adaptación, a 16 de abril de 1929; y proyecto de adaptación definitiva, a 26 de mayo de 1929.

Estos enlazados con el anterior- de Pérez Reyna, conservarán la misma línea y- muy parecida- estructura de fachada hacia la calle Fernández Cuevas, emplazándose en la franja de terreno que resta para conectar con el puente.

Hay un nuevo proyecto de ampliación en 1930, para la mejora en su instalación de los servicios de Caballerizas y Parque de Obras de la Junta Municipal, pero éste confeccionado por el Sr. Nieto tratado más adelante.”

En esta misma obra, más adelante vuelve a hacer mención a estos edificios:

“La necesidad perentoria de la obra, se nutre, por un lado, de la falta de un local adecuado para las caballerizas, que obliga a parte de ellas a pernoctar a la intemperie e incluso mezclarse- mulos, caballos, etc,- complicando los servicios dependientes de la tracción animal, y , por otro, la urgencia de dotar a la sección de obras de un lugar acondicionado para el almacenamiento y preparación de los materiales de construcción a emplear en las distintas edificaciones municipales.

Solución de lo anterior, es el proyecto elaborado por el arquitecto, a principios de diciembre de 1930, como ampliación de los locales de servicios de la Junta, ubicdos en el Barrio del Tesorillo, para la conveniente instalación de las Caballerizas y el Parque de Obras.

Aprobado el mismo, por la Comisión Permanente, el 24 de diciembre de 1930, se procede a la subasta de las obras, con un presupuesto de contrata de 54.588,87 pesetas, que serán adjudicadas al contratista D. Julio Rodríguez García en la cantidad de 42.525,87 pesetas

Empezados los trabajos de cimentación a principios de marzo, se verá la necesidad de profundizar, algo más, el plano de asiento de los cimientos, dadas las ínfimas condiciones de consistencia del subsuelo y, con ello, a la elaboración de un presupuesto adicional (2.455,32 pesetas) que lo comprenda.

Pero ésta no será la única dificultad que se tendrá que salvar, al carecer la ciudad del hierro- nacional- suficiente- para la viguería de la obra.

Su tramitación, que debe retrasar las faenas, hace al arquitecto pedir- a 26 de mayo de 1931- una prórroga de dos meses para la contrata, que no le será concedida, teniendo que finalizarse la obra, según el pliego de condiciones facultativas, el 7 de junio del mismo año.

Derivación de lo anterior, es la recepción provisional de las obras el 25 de agosto de 1931, y de forma definitiva, por acuerdo del pleno, a 2 de enero de 1932.

El espacio elegido para la realización del proyecto, resulta de los terrenos situados entre el colegio nacional del Bº del Tesorillo y los talleres realizados por el ingeniero Sr. Pérez Reyna para la Junta Municipal, es decir, justo en el extremo opuesto a la ampliación realizad por el Sr. Jalvo para la misma.

Esta edificación, hoy desaparecida- junto con la del colegio, del ingeniero Sr. Palanca- por la reciente ampliación del nuevo puente que comunica la plazoleta del barrio con la calle Querol (Bº de Concepción Arenal), se estructuraba casi de igual forma a los proyectos anteriores.

Se respetaba, por un lado, la línea de fachada que daba a la calle Fernández Cuevas y, por otro, se asimilaba correctamente a la confección de los paramentos ya existentes.

Sobre este particular, hemos escogido un párrafo de la memoria, redactada por el Sr. Nieto que reza:

 

“Estilo arquitectónico

En cuanto al estilo arquitectónico empleado en esta construcción debe ser el mismo que tienen los demás edificios que componen el grupo destinado a Servicios de la Junta Municipal, y que dicho sea de paso, es muy apropiado”.”

Muy pocas veces, como veremos, se dedica el Sr. Nieto a un análisis del estilo empleado en sus obras, obligándonos a recoger la mayoría de dichas referencias, para intentar llegar a una mayor comprensión de su línea compositiva.

En este caso, y sin muchas florituras, nos habla de una aceptación estilística, dada la consonancia con el fin (locales de servicios) a que se dedica la edificación.

Aunque no sea claramente, la concepción empleada, por el arquitecto, para resolver este tipo de edificios- almacenes del Bª Industrial- , si ve su conveniencia y a ella se ajusta casi literalmente.

Este respeto por la unidad de la obra, es una constante manifiesta en las ampliaciones y reformas realizadas por el Sr. Nieto, tanto en sus obras públicas como privadas.

Dependiendo de la postura que se quiera tomar a la hora de analizar su estilo, podrá argumentarse una simple copia que facilita el trabajo, una asimilación, donde el respeto o ética sobresale, o una aprehensión que conlleva a una reelaboración del mismo, aportando elmenetos nuevos que, a simple vista, pasarán inadvertidos.

Nuestra situación de tesinando, por defecto, nos obligaría a aceptar sólo la última premisa como válida, pero esto será del todo injusto- a la par que subjetivo-, tanto para la visión del arquitecto, como para nuestro trabajo, que resultaría poco creíble, si no adecuáramos la valoración a cadqa caso.

En éste, y con los condicionantes inherentes de su presupuesto y la funcionalidad de su ampliación, sobresale el respeto a la obra ya realizada y a su unidad, quedando mitigado, a su vez, cualquier tipo de alarde diferenciador, tan impropio del Sr. Nieto.

El resultado, aceptable, no rompe con nada, pero tampoco aporta, sobresaliendo por esta vez, la feliz composición del ingeniero Sr. Pérez Reyna, que destaca sobremanera a los “añadidos” de ambos arquitectos.

Por último, resaltar la consideración del material a emplear en la obra, en opinión del arquitecto, y muy especialmente sobre el hormigón armado.

La elaboración esmerada del mismo, así como su presupuesto, la hace desecharlo para edificios de poca importancia susceptivles de reformas posteriores, dada la complejidad que conlleva.

Es por esto, y por sus años de ejercicio en la urbe, que se decline por la utilización de los ladrillos y la mamposteria para los muros, y la figuería de hierro y las bovedillas tabicadas para la cubierta. No obstante, respecto a lo anterior nos aclara:

“Así como somos contrarios al empleo del hormigón armado, en esta Ciudad para pequeños edificios, creemos es casi insustituible para la construcción de los cimientos, pues dada la poca resistencia que ofrece el subsuelo, el hormigón, armado o sin armar, (según los casos) es indicadísimo para cimentar por extensión dado al terreno coeficientes de resistencia tan bajos como sea necesarios. Por lo tanto, los cimientos se proyecta, unos con placa de hormigón armado y otros con losa de hormigón sin armar” [sic]

En la Memoria de la Junta Municipal correspondiente a los años 1927-1930 en el apartado de Edificaciones se hace alusión a esta obra:

“Entre las edificaciones, figura en lugar preferente la del barrio General Arizón, destinada a lamacenes, talleres, garages, cuadras y Parque de Bomberos. Ocupan una extensión superficial de 6.380 metros y se construyó por contrata la parte material del edificio en la cantiad de 157.632 pesetas.

Por administración, efecto de la naturaleza de las obras, se realizaron las de acomplamiento de servicios e instalación cómoda y desahogada de talleres de carpintería, herrería, carretería y mecánica.

Parque de Incendios, cuadras y tinglado para el servicio de limpieza y obras y Almacén General, con un importe total de 140.106,17 pesetas.

Para alojar debidamente por las noches al personal de Bomberos se ha construído un domirtorio y colocado puertas cristaleras en los garages.

Las cuadras del servicio de limpieza resultan pequeñas para contener el ganado de la Guardia Municipal y Sección de Obras públicas. A este efecto se redactó un proyecto, cuyo presupuesto asciende a 54.588,87 pesetas, y se habilitó crédito del superávit de 1929, obras que se sacarán a subasta próximamente”,

Como se decía al principio de estas líneas, nada queda de esta edificación. El solar se ocupó con una promoción de viviendas así como con el parque de bomberos. Actualmente junto a estos se construye la nueva sede del cuartel de la policía local.

[Bibliografía: Salvador Gallego Aranda. Enrique Nieto en Melilla:la ciudad proyectada. Universidad de Granada. UNED Melilla. 1996

Melilla. Memoria de una ciudad en ciernes.1927-1930.Consejería de Cultura y Festejos.2012]